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domingo, 7 de mayo de 2006

EL SACERDOTE DEBE VIVIR PARA CRISTO Y PARA LOS DEMAS


CIUDAD DEL VATICANO, 7 MAY 2006 (VIS).-Hoy, IV Domingo de Pascua y XLIII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Papa presidió la celebración eucarística en la basílica vaticana y confirió la ordenación sacerdotal a trece diáconos de la diócesis de Roma y a dos religiosos de la Orden de los Carmelitas Descalzos.

  En la homilía, el Santo Padre habló de la figura del Buen Pastor, Cristo, que da la vida por sus ovejas -las criaturas-; las conoce y ellas le conocen y está al servicio de la unidad.

  El espíritu sacerdotal, dijo, se opone al "afán de hacer carrera, al intento de llegar "alto", de conseguir un puesto a través de la Iglesia: servirse, no servir. Es la imagen del hombre que, a través del sacerdocio, quiere ser importante, convertirse en un personaje". Sin embargo, añadió, "el único ascenso legítimo hacia el ministerio de pastor es la cruz. Ésta es la puerta".

  Ser sacerdote, afirmó, es "no desear convertirse en alguien, sino vivir para el otro, para Cristo, y de este modo, a través de Él y con Él, vivir para los hombres a quienes Él busca, a quienes quiere conducir por el camino de la vida".

  "Se entra en el sacerdocio a través del Sacramento, es decir, a través de la entrega total de uno mismo a Cristo, para que disponga de mí, para que yo le sirva y siga su llamada, aunque se oponga a mis deseos de autorrealización y estima. Entrar por la puerta, que es Cristo, quiere decir conocerlo y amarlo cada vez más, para que nuestra voluntad se una a la suya y nuestro comportamiento se identifique con el suyo".

  El Papa puso de relieve que "la Eucaristía cotidiana es muy importante para el sacerdote" y debe ser "una escuela de vida, en la que aprendemos a entregar nuestra vida".

  También es "fundamental -continuó-, el conocimiento práctico, concreto de las personas que se me confían. (...) El pastor no se puede conformar con saber los nombres y las fechas. Su conocimiento debe ser siempre un conocimiento con el corazón. Esto solo es posible si el Señor ha abierto nuestro corazón".

  Benedicto XVI concluyó subrayando que el sacerdote "debe preocuparse de todos"; sobre todo "de los que creen y viven con la Iglesia"; pero también "debe transmitir la invitación de Dios a participar en su banquete a los seres humanos que hasta ahora no la han recibido".
HML/SACERDOCIO/...                        VIS 20060508 (420)

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