Inicio - VIS Vaticano - Recibir VIS - Contáctenos - Calendario VIS

El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

últimas 5 noticias

VISnews en Twitter Ver en YouTube

jueves, 13 de mayo de 2010

BENEDICTO XVI REZA EL ROSARIO ANTE LA VIRGEN DE FATIMA

CIUDAD DEL VATICANO, 12 MAY 2010 (VIS).-A las 21,15 (hora de Portugal), el Santo Padre se trasladó en papamóvil a la Capilla de las Apariciones para rezar el Rosario, a la luz de las antorchas, con los peregrinos allí reunidos. Antes de la oración, Benedicto XVI bendijo los cirios de los participantes y les dirigió unas palabras.

“Todos juntos, con la vela encendida en la mano -dijo- parecéis un mar de luz alrededor de esta capilla construida en honor de la Madre de Dios y Madre nuestra, cuya vía de retorno de la tierra al cielo, se presentó a los pastorcillos como un rastro de luz”.

“Sin embargo, ni María ni nosotros gozamos de luz propia: la recibimos de Jesús. Su presencia en nosotros renueva el misterio y la llamada de la zarza ardiente, que antaño llevó a Moisés al Monte Sinaí y que nunca deja de fascinar a los que se dan cuenta de que hay una luz especial que arde dentro de nosotros, sin consumirnos”.

“Dios ordenó a Moisés: “Quítate las sandalias, porque el lugar donde estás es tierra sagrada”. Y así lo hizo; calzará nuevamente las sandalias para volver a liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto y llevarlo a la tierra prometida. (...) A lo largo de la historia del pueblo elegido, la promesa de la tierra asume cada vez más este significado: la tierra se da para que haya un lugar de la obediencia, para que haya un espacio abierto a Dios”.

“En nuestro tiempo, cuando en extensas regiones de la tierra la fe corre el riesgo de apagarse como una llama que se extingue, la prioridad más importante- subrayó el Santo Padre- es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a cualquier dios, sino al Dios que habló en el Sinaí, el Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo, en Jesucristo crucificado y resucitado. (...) No tengáis miedo de hablar de Dios y de manifestar sin complejos los signos de la fe, haciendo que resplandezca ante los ojos de vuestros contemporáneos la luz de Cristo”.

“En este lugar impresiona ver cómo tres niños se rindieron a la fuerza interior que les invadió en las apariciones del Ángel y la Madre del Cielo. Aquí, donde muchas veces se nos ha pedido rezar el Rosario, dejémonos atraer por los misterios de Cristo, los misterios del Rosario de María. (...) Cuando meditamos los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, rezando las avemarías, contemplamos todo el misterio de Jesús, desde la Encarnación hasta la Cruz y a la gloria de la Resurrección; contemplamos la participación íntima de María en este misterio y nuestra vida en Cristo hoy, entretejida de momentos de alegría y tristeza, de sombras y luces, de contrariedades y esperanzas. La gracia inunda nuestros corazones suscitando el deseo de cambio de vida radical y evangélico”.

“Siento que me acompañan la devoción y el afecto de todos los fieles aquí reunidos y del mundo entero”, concluyó el Papa. “Traigo conmigo las preocupaciones y las esperanzas de nuestro tiempo y el sufrimiento de la humanidad herida, los problemas del mundo, y los deposito a los pies de Nuestra Señora de Fátima: Virgen Madre de Dios, querida Madre nuestra, intercede por nosotros ante tu Hijo para que todas las familias de los pueblos, tanto aquellas que llevan el nombre de cristianas como las que todavía no conocen a su Salvador, vivan en paz y concordia hasta reunirse en un solo pueblo de Dios”.

Después de rezar el Santo Rosario, Benedicto XVI regresó a la casa Nossa Senhora do Carmo. A su vez, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, presidió la celebración de la Santa Misa de la vigilia de la fiesta mariana del 13 de mayo.
PV-PORTUGAL/ VIS 20100513 (650)

1 comentario:

  1. Que la “Virgen Madre de Dios y Madre nuestra querida, interceda por nosotros ante su Hijo, para que las familias de los pueblos, tanto aquellas que llevan el nombre de cristianas como las que todavía no conocen a su Salvador, vivan en paz y en concordia hasta que todas formen un solo Pueblo de Dios, a gloria de la santísima e indivisible Trinidad. Amén”.
    Nuestra existencia como Iglesia a la que "la resurrección de Cristo asegura que ninguna fuerza contraria podrá jamás destruir", nos plantea en las palabras del Santo Padre un renovado movimiento evangelizador:
    Queremos ser Nación Católica con una vida temporal creativa y enriquecedora en todos los territorios eligiendo aceptar en nuestro espíritu el Reino de Dios, y en Jesucristo cumplir nuestra finalidad de amar y recibir la Bienaventuranza en la Vida Eterna.

    ResponderEliminar

Copyright © VIS - Vatican Information Service