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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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miércoles, 3 de febrero de 2010

VIDA CONSAGRADA ATESTIGUA SUPERABUNDANCIA AMOR DIVINO


CIUDAD DEL VATICANO, 3 FEB 2010 (VIS).-Ayer, a las 17,30, en la basílica de San Pedro, Benedicto XVI presidió la celebración de las vísperas en la festividad de la Presentación de Jesús en el Templo, Jornada de la Vida Consagrada.

  El Papa recordó que fue el Venerable Juan Pablo en 1997 quien  decidió la fecha de celebración de esa Jornada. "Efectivamente la oblación del Hijo de Dios, simbolizada por su presentación en el Templo -dijo el Santo Padre- es un modelo para todos los hombres y mujeres que consagran su vida entera al Señor".

  "El objetivo de esta jornada es triple -prosiguió-, en primer lugar alabar al Señor y darle gracias por el don de la vida consagrada; en segundo lugar, promover su conocimiento y estima por parte de todo el Pueblo de Dios; en fin, invitar a cuantos han dedicado su vida a la causa del Evangelio a celebrar las maravillas que el Señor obró en ellos".

  Después, comentó una de las lecturas de la celebración, la Carta a los Hebreos, donde "Cristo se presenta como el  Mediador; es verdadero Dios y verdadero hombre, por eso pertenece realmente al mundo divino y al humano. (...) Precisamente y sólo a partir de esa fe, de esta profesión de fe en Jesucristo, el Mediador único y definitivo, la vida consagrada tiene sentido en la Iglesia, una vida consagrada a Dios mediante Cristo. Tiene sentido solamente si Él es verdaderamente mediador entre Dios y nosotros; de otra forma sería solo una forma de sublimación o de evasión".

  "La vida consagrada, en efecto, testimonia y expresa con fuerza el buscarse recíproco de Dios y del ser humano. (...) La persona consagrada, por el hecho de serlo, representa una especie de puente hacia Dios para todos los que la encuentran. (...) Y todo ello gracias a la mediación de Jesucristo, el Consagrado por el Padre. Èl es el fundamento. El que compartió nuestra fragilidad, para que participásemos de su naturaleza divina".

  "Las personas consagradas -explicó el pontífice- experimentan la gracia, la misericordia y el perdón de Dios no solo para sí mismos, sino también para los hermanos, ya que están llamadas a llevar en el corazón y en la oración las angustias y las esperanzas de los seres humanos, especialmente de los que están lejos de Dios. En particular, las comunidades que viven en clausura, con su empeño específico de fidelidad en "estar con el Señor", en el "estar bajo la Cruz", desempeñan a menudo este papel vicario, unidas al Cristo de la Pasión, tomando sobre sí los sufrimientos y las pruebas de los demás y ofreciendo con alegría todo por la salvación del mundo".

  La vida consagrada "atestigua la superabundancia de amor que empuja a "perder" la propia vida como respuesta a la superabundancia de amor del Señor, que fue el primero en perder su vida por nosotros. En estos momentos -dijo el Papa- pienso en las personas consagradas que sienten el peso de la fatiga diaria escasa de gratificaciones humanas, en los religiosos y religiosas ancianos, enfermos, en todos los que encuentran dificultad en su apostolado ... Ninguno de ellos es inútil porque el Señor los asocia al "trono de gracia". Son un don precioso para la Iglesia y el mundo, sediento de Dios y de su Palabra".

  Benedicto XVI concluyó manifestando el deseo de que el  Año sacerdotal sea "una ocasión ulterior para que los religiosos presbíteros intensifiquen su camino de santificación y, represente para todos los consagrados y consagradas un estímulo para acompañar y sostener su ministerio con fervientes oraciones".
HML/VIDA CONSAGRADA/...                        VIS 20100203 (600)


SANTO DOMINGO: AUTENTICO PREDICADOR DEL EVANGELIO


CIUDAD DEL VATICANO, 3 FEB 2010 (VIS).-En la audiencia general de este miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa habló sobre Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, conocidos también como Dominicos.

  Santo Domingo nació en Caleruega, Burgos (España), en 1170. En su época de formación "destacó -dijo el Santo Padre- por su interés en el estudio de la Sagrada Escritura y por su amor a los pobres". Tras ser ordenado sacerdote fue elegido canónigo de la Catedral de Osma, "pero este nombramiento no lo interpretó como un privilegio personal, ni como el inicio de una brillante carrera eclesiástica, sino como un servicio hecho con dedicación y humildad". En este contexto se preguntó si "la carrera y el poder no son una tentación de la que no son inmunes ni siquiera quienes tienen un papel de animación y de gobierno en la Iglesia".
  
  Benedicto XVI explicó que el obispo de Osma "no tardó en reconocer las cualidades espirituales de Domingo" y quiso contar con su colaboración para una misión diplomática en el norte de Europa. Durante ese viaje, el santo se dio cuenta de que "había pueblos todavía no evangelizados (...) y la laceración religiosa que debilitaba la vida cristiana en el sur de Francia, sobre todo por la acción de algunos grupos heréticos, por la que los fieles se alejaban de la verdad de la fe".

  El Papa Honorio III pidió a Santo Domingo "que se dedicara a predicar a los albigenses, (...) y aceptó con entusiasmo esta misión, que realizó con el ejemplo de su existencia pobre y austera, con el anuncio del Evangelio y con discusiones públicas".

  "¡Cristo -exclamó el pontífice- es el bien precioso que los hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares tienen el derecho de conocer y de amar! Es consolador ver cómo también en la Iglesia de hoy hay tantos -pastores y fieles laicos-, miembros de antiguos órdenes religiosas y de nuevos movimientos eclesiales, que dan su vida con alegría por este ideal supremo: anunciar y testimoniar el Evangelio!".

  El Santo Padre señaló que al santo se unieron otros compañeros, con los que realizó la primera fundación en Tolosa y a partir de ahí "nació la Orden de los Predicadores". Adoptó "la antigua regla de San Agustín, adaptándola a las exigencias de vida apostólica, que le llevaban junto a sus compañeros a predicar de un lugar a otro, pero regresando después a los propios conventos, lugares de estudio, oración y vida comunitaria".

  Santo Domingo, continuó, "quiso que sus seguidores recibiesen una sólida formación teológica, por lo que no dudó en enviarlos a las universidades de su tiempo" para dedicarse a "un estudio fundado en el alma de todo saber teológico, es decir, en la Sagrada  Escritura y respetuoso de las cuestiones planteadas por la razón".

  El Papa exhortó a "todos -pastores y laicos- a cultiva esta "dimensión  cultural" de la fe, para que la belleza de la verdad cristiana sea mejor comprendida y la fe sea realmente alimentada, reforzada y defendida. En este Año Sacerdotal, invito a los seminaristas y a los sacerdotes a estimar el valor espiritual del estudio. Las cualidades del ministerio sacerdotal también dependen de la generosidad con la que uno se dedica al estudio de las verdades reveladas".

  Domingo falleció en Bolonia en 1221 y fu canonizado en 1234. "Con su santidad -termino-, nos indica dos medios indispensables para que la acción apostólica sea incisiva: (...) la devoción mariana", especialmente el rezo del Rosario, "que sus hijos espirituales tuvieron el gran mérito de difundir" y "el valor de la oración de intercesión por el éxito del trabajo apostólico".
AG/SANTO DOMINGO/...                            VIS 20100203 (610)


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