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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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sábado, 18 de septiembre de 2010

PROFUNDO PESAR A LAS VICTIMAS INOCENTES DE ABUSOS

CIUDAD DEL VATICANO, 18 SEP 2010 (VIS).-Antes de la celebración eucarística en la catedral de Westminster, el Papa se encontró esta mañana temprano en el palacio arzobispal de Londres, con el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, el viceprimer ministro, Peter Clegg y con el líder de la oposición en funciones, Harriet Harman.

La catedral de Westminster es el templo principal de la Iglesia Católica en Inglaterra y Gales, sede del arzobispo de Westminster, actualmente monseñor Vincent Nichols. Juan Pablo II celebró la Santa Misa en este lugar en 1982 y la Reina Isabel II asistió a una celebración ecuménica en 1995, invitada por el cardenal Basil Hume. Fue la primera visita de un monarca británico a un lugar de culto católico desde los tiempos de la Reforma.

En la homilía de la misa, votiva de la Preciosísima Sangre de Cristo, a la que está dedicada la catedral, el Santo Padre comentó que “quien visita esta Catedral no puede dejar de sorprenderse por el gran crucifijo que domina la nave, que reproduce el cuerpo de Cristo, triturado por el sufrimiento, abrumado por la tristeza, víctima inocente cuya muerte nos ha reconciliado con el Padre y nos ha hecho partícipes en la vida misma de Dios”.

“El sacrificio eucarístico del Cuerpo y la Sangre de Cristo –dijo- abraza a su vez el misterio de la pasión de nuestro Señor, que continúa en los miembros de su Cuerpo místico, en la Iglesia en cada época”.

Benedicto XVI puso de relieve que “este aspecto del misterio de la Sangre Preciosa de Cristo se ve actualizado de forma elocuente por los mártires de todos los tiempos. (…) También se refleja en nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo que aun hoy sufren discriminación y persecución por su fe cristiana. También está presente, con frecuencia de forma oculta, en el sufrimiento de cada cristiano que diariamente une sus sacrificios a los del Señor para la santificación de la Iglesia y la redención del mundo. Pienso ahora de manera especial en todos los que se unen espiritualmente a esta celebración eucarística y, en particular, en los enfermos, los ancianos, los discapacitados y los que sufren mental y espiritualmente”.

“Pienso también –continuó- en el inmenso sufrimiento causado por el abuso de menores, especialmente por los ministros de la Iglesia. Por encima de todo, quiero manifestar mi profundo pesar a las víctimas inocentes de estos crímenes atroces, junto con mi esperanza de que el poder de la gracia de Cristo, su sacrificio de reconciliación, traiga la curación profunda y la paz a sus vidas. Asimismo, reconozco con vosotros la vergüenza y la humillación que todos hemos sufrido a causa de estos pecados; y os invito a presentarlas al Señor, confiando que este castigo contribuirá a la sanación de las víctimas, a la purificación de la Iglesia y a la renovación de su inveterado compromiso con la educación y la atención de los jóvenes. Agradezco los esfuerzos realizados para afrontar este problema de manera responsable, y os pido a todos que os preocupéis de las víctimas y os compadezcáis de vuestros sacerdotes”.

Tras recordar que el Concilio Vaticano II habló del “papel indispensable que los laicos deben desempeñar en la misión de la Iglesia”, el Santo Padre señaló que “la exhortación conciliar a los laicos para que, en virtud de su bautismo, participen en la misión de Cristo, se hizo eco de las intuiciones y enseñanzas de John Henry Newman”. En este contexto, pidió que “las profundas ideas de este gran inglés sigan inspirando a todos los seguidores de Cristo en esta tierra, para que configuren su pensamiento, palabra y obras con Cristo, y trabajen decididamente en la defensa de las verdades morales inmutables que, asumidas, iluminadas y confirmadas por el Evangelio, fundamentan una sociedad verdaderamente humana, justa y libre”.

“¡Cuánto necesita –exclamó- la sociedad contemporánea este testimonio! ¡Cuánto necesitamos, en la Iglesia y en la sociedad, testigos de la belleza de la santidad, testigos del esplendor de la verdad, testigos de la alegría y libertad que nace de una relación viva con Cristo! Uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos hoy es cómo hablar de manera convincente de la sabiduría y del poder liberador de la Palabra de Dios a un mundo que, con demasiada frecuencia, considera el Evangelio una constricción de la libertad humana, en lugar de la verdad que libera nuestra mente e ilumina nuestros esfuerzos para vivir correcta y sabiamente, como individuos y como miembros de la sociedad”.

Benedicto XVI pidió rezar para que “los católicos de esta tierra sean cada vez más conscientes de su dignidad como pueblo sacerdotal, llamados a consagrar el mundo a Dios a través de la vida de fe y de santidad. Y que este aumento de celo apostólico se vea acompañado de una oración más intensa por las vocaciones al orden sacerdotal. (…) Que muchos jóvenes en esta tierra encuentren la fuerza para responder a la llamada del Maestro al sacerdocio ministerial, dedicando sus vidas, sus energías y sus talentos a Dios, construyendo así un pueblo en unidad y fidelidad al Evangelio, especialmente a través de la celebración del sacrificio eucarístico”.

Al terminar la misa, el Papa salió a la entrada de la catedral para saludar a los jóvenes. Recordando el lema de su viaje al Reino Unido: “El corazón habla al corazón” –cor ad cor loquitur-, subrayó que “hemos sido creados también para dar amor, para hacer de él la fuente de cuanto realizamos y lo más perdurable de nuestras vidas. A veces esto parece lo más natural, especialmente cuando sentimos la alegría del amor, cuando nuestros corazones rebosan de generosidad, idealismo, deseo de ayudar a los demás y construir un mundo mejor. Pero otras veces constatamos que es difícil amar; nuestro corazón puede endurecerse fácilmente endurecido por el egoísmo, la envidia y el orgullo”.

El Papa señaló que “cada día hemos de optar por amar, y esto requiere ayuda, la ayuda que viene de Cristo, de la oración y de la sabiduría que se encuentra en su palabra, y de la gracia que Él nos otorga en los sacramentos de su Iglesia. Éste es el mensaje que hoy quiero compartir con vosotros. Os pido que miréis vuestros corazones cada día para encontrar la fuente del verdadero amor. Jesús (…) os llama a dedicarle tiempo en la oración. Pero este tipo de oración, la verdadera oración, requiere disciplina; requiere buscar momentos de silencio cada día, (…) porque en el silencio encontramos a Dios, y en el silencio descubrimos nuestro verdadero ser. Y al descubrir nuestro verdadero yo, descubrimos la vocación particular a la cual Dios nos llama para la edificación de su Iglesia y la redención de nuestro mundo”.

Posteriormente, el Papa descubrió y bendijo un mosaico de San David, patrono de Gales y encendió la vela de la estatua de Nuestra Señora de Cardigan, que se venera en un Santuario del país.

Antes de regresar a la nunciatura apostólica para el almuerzo, el Santo Padre se encontró brevemente con el arzobispo de Canterbury, que estuvo presente en la celebración eucarística.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100918 (1180)

AL ARZOBISPO DE CANTERBURY: NOTABLE PROGRESO EN MUCHOS AMBITOS DEL DIALOGO ECUMENICO

CIUDAD DEL VATICANO, 17 SEP 2010 (VIS).-A las 15,40, el Santo Padre se desplazó en automóvil a Lambeth Palace, residencia oficial del arzobispo de Canterbury. La biblioteca, una de las más antiguas del país, tiene más de 120.000 libros sobre la historia política, social y económica de los países de habla inglesa y custodia entre otros el archivo de los arzobispos de Canterbury desde el siglo XIII y el de la Iglesia de Inglaterra.

La Iglesia de Inglaterra, iglesia nacional que se separó de la Iglesia Católica en 1533 con el Acto de Supremacía de Enrique VIII, está formada por las provincias eclesiásticas de Canterbury y York, que comprenden las 43 diócesis del Reino Unido y de las que forman parte unos 25 millones de fieles, el 43% de la población de Reino Unido. La Reina Isabel es el Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra, mientras su jefe espiritual es el arzobispo de Canterbury, Primado de toda Inglaterra. Los dos arzobispos que presiden las dos provincias, con otros 24 obispos, pertenecen por derecho a la Cámara de los Lords. La Comunión Anglicana cuenta con unos 80 millones de fieles pertenecientes a 38 provincias autónomas en 164 países.

A su llegada a Lambeth Palace el Santo Padre fue recibido en la Biblioteca por el actual Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams. Estaban también presentes el arzobispo de York, el Primado de Escocia, el arzobispo de Gales y los obispos de Londres y Winchester.

El Santo Padre visitó la exposición en curso actualmente en la Biblioteca con motivo del 400 aniversario de su fundación y después de una breve oración y del discurso del arzobispo Williams se dirigió a los presentes

Benedicto XVI recordó cómo el arzobispo de Canterbury había citado en su discurso el histórico encuentro hace casi 30 años del Papa Juan Pablo II con el entonces arzobispo de Canterbury Robert Runcie y observó que a pesar de “las dificultades que el camino ecuménico ha encontrado, en los 40 años transcurridos desde el comienzo de los trabajos de la Comisión Internacional Anglo Católica ha habido un “notable progreso en muchos ámbitos del diálogo”.

“El contexto del diálogo entre la Comunión Anglicana y la Iglesia Católica ha evolucionado de forma espectacular desde la reunión privada entre el Papa Juan XXIII y el Arzobispo Geoffrey Fisher en 1960. Por un lado, la cultura que nos rodea se distancia cada vez más de sus raíces cristianas, a pesar de una profunda e intensa hambre de espiritualidad. Por otro lado, la creciente dimensión multicultural de la sociedad, especialmente marcada en este país, trae consigo la oportunidad de encontrar otras religiones. Para los cristianos, esto nos abre la posibilidad de explorar, junto a los miembros de otras tradiciones religiosas, formas de dar testimonio de la dimensión trascendente de la persona humana y de la vocación universal a la santidad. (...) La cooperación ecuménica en esta tarea sigue siendo esencial, y ciertamente dará frutos en la promoción de la paz y la armonía en un mundo que, con tanta frecuencia, corre el riesgo de fragmentarse.”.

“Al mismo tiempo, los cristianos nunca debemos vacilar en proclamar nuestra fe en la unicidad de la salvación que nos ha ganado Cristo, y en explorar juntos una comprensión más profunda de los medios que Él nos ha dado para alcanzar dicha salvación. Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad y la verdad no es otra que Jesucristo. (...) Fieles a la voluntad del Señor (...) reconocemos que la Iglesia está llamada a ser inclusiva, pero nunca a expensas de la verdad cristiana. En esto radica el dilema que afrontan cuantos están sinceramente comprometidos con el camino ecuménico”.

En este ámbito, el Papa se refirió al cardenal John Henry Newman, “cuya visión eclesial creció con su formación anglicana y maduró durante sus muchos años como ministro ordenado en la Iglesia de Inglaterra. Él nos enseña las virtudes que exige el ecumenismo: por un lado, seguía su conciencia, aun con gran sacrificio personal; y por otro, el calor de su constante amistad con sus antiguos compañeros le condujo a investigar con ellos (...) las cuestiones sobre las que diferían, impulsado por un profundo anhelo de unidad en la fe”.

“Con ese mismo espíritu de amistad -concluyó- renovemos nuestra determinación de buscar la unidad en la fe, la esperanza y la caridad, de acuerdo con la voluntad de Jesucristo, nuestro único Señor y Salvador”.

Terminado el encuentro con el Arzobispo de Canterbury Benedicto XVI se trasladó en papamóvil a Westminster Hall.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100918 (770)

COMUNICADO CONJUNTO TRAS ENCUENTRO DEL PAPA Y EL PRIMADO ANGLICANO

CIUDAD DEL VATICANO, 17 SEP 2010 (VIS).-Ofrecemos el comunicado conjunto tras el encuentro que mantuvieron esta tarde Benedicto XVI y Su Gracia Rowan Williams, arzobispo de Canterbury, en Lambeth Palace.

“Cincuenta años después del primer encuentro de un Papa y un arzobispo de Canterbury en los tiempos modernos -el del Papa Juan XXIII y el arzobispo Geoffrey Fisher, en diciembre de 1960-, Benedicto XVI ha realizado una fraterna visita al arzobispo Rowan Williams.

En la primera parte de su encuentro ambos han dirigido su palabra a los obispos diocesanos anglicanos y católicos de Inglaterra, Escocia y Gales, en la gran sala de la biblioteca del arzobispo, antes de pasar al encuentro privado.

En su conversación privada, han afrontado muchas cuestiones de mutua preocupación para anglicanos y católicos. Han afirmado la necesidad de proclamar el mensaje evangélico de salvación en Jesucristo, de una manera tanto razonada como convincente en el contexto contemporáneo de profunda transformación cultural y social, y con una vida de santidad y de transparencia. Han subrayado la importancia de mejorar las relaciones ecuménicas y de continuar el diálogo teológico ante los nuevos desafíos que se plantean a la unidad tanto desde la comunidad cristiana en su interior, como más allá de ella.

El Santo Padre y el arzobispo han reafirmado la importancia de continuar el diálogo teológico sobre la noción de la Iglesia como comunión, local y universal, y sobre las implicaciones de este concepto para el discernimiento de la enseñanza ética.

Juntos han reflexionado sobre la seria y difícil situación de los cristianos en Oriente Medio, y han hecho un llamamiento a todos los cristianos para rezar por sus hermanos y hermanas y a apoyar su continuo testimonio de paz en Tierra Santa. A la luz de sus recientes intervenciones públicas, también han hablado sobre la necesidad de promover un compromiso valiente y generoso en el campo de la justicia y de la paz, especialmente las necesidades de los pobres, apremiando a los líderes internacionales a luchar contra el hambre y las enfermedades.

Tras el encuentro, viajaron juntos al Palacio de Westminster y a la Vísperas en la Abadía de Westminster.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100918 (370)

EL LUGAR APROPIADO DE LAS CREENCIAS RELIGIOSAS EN EL PROCESO POLITICO

CIUDAD DEL VATICANO, 17 SEP 2010 (VIS).-El Santo Padre se encontró a las 17,15 con representantes de la sociedad civil, del mundo cultural, académico y empresarial, además del cuerpo diplomático y de líderes religiosos, en la Westminster Hall, la sala más antigua de Westminster Palace, construida en 1099, donde han tenido lugar celebraciones de relevancia nacional e internacional.

El Papa comenzó recordando a los “innumerables hombres y mujeres que durante siglos han participado en los memorables acontecimientos vividos entre estos muros y que han determinado las vidas de muchas generaciones de británicos y de otras muchas personas”.

En particular, dijo, quisiera recordar la figura de Santo Tomás Moro, “el gran erudito inglés y hombre de Estado (condenado a muerte en esta sala en 1535), que en es admirado por creyentes y no creyentes por la integridad con la que fue fiel a su conciencia, incluso a costa de contrariar al soberano de quien era un “buen servidor”, pues eligió servir primero a Dios. El dilema que afrontó Moro en aquellos tiempos difíciles, la perenne cuestión de la relación entre lo que se debe al César y lo que se debe a Dios, me ofrece la oportunidad de reflexionar brevemente con ustedes sobre el lugar apropiado de las creencias religiosas en el proceso político”.

“Las cuestiones fundamentales en juego en el proceso a Tomás Moro continúan presentándose hoy en términos que varían según las nuevas condiciones sociales. Cada generación, al tratar de progresar en el bien común, debe replantearse: ¿Qué exigencias pueden imponer los gobiernos a los ciudadanos de manera razonable? Y ¿qué alcance pueden tener? ¿En nombre de qué autoridad pueden resolverse los dilemas morales? Estas cuestiones nos conducen directamente a la fundamentación ética de la vida civil. Si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el mero consenso social, entonces este proceso se presenta evidentemente frágil. Aquí reside el verdadero desafío para la democracia”.

”La reciente crisis financiera global ha mostrado claramente la inadecuación de soluciones pragmáticas y a corto plazo relativas a complejos problemas sociales y éticos. Es opinión ampliamente compartida que la falta de una base ética sólida en la actividad económica ha contribuido a agravar las dificultades que ahora están padeciendo millones de personas en todo el mundo. Ya que “toda decisión económica tiene consecuencias de carácter moral”, igualmente en el campo político, la dimensión ética de la política tiene consecuencias de tal alcance que ningún gobierno puede permitirse ignorar”.

“El punto central de esta cuestión es el siguiente: ¿Dónde se encuentra la fundamentación ética de las deliberaciones políticas? La tradición católica mantiene que las normas objetivas para una acción justa de gobierno son accesibles a la razón, prescindiendo del contenido de la revelación. En este sentido, el papel de la religión en el debate político (…) ayuda a purificar e iluminar la aplicación de la razón al descubrimiento de principios morales objetivos”.

El Santo Padre afirmó que “sin la ayuda correctora de la religión, la razón puede ser también presa de distorsiones, como cuando es manipulada por las ideologías o se aplica de forma parcial en detrimento de la consideración plena de la dignidad de la persona humana. Después de todo, dicho abuso de la razón fue lo que provocó la trata de esclavos en primer lugar y otros muchos males sociales, en particular la difusión de las ideologías totalitarias del siglo XX. Por eso deseo indicar que el mundo de la razón y el mundo de la fe -el mundo de la racionalidad secular y el mundo de las creencias religiosas- necesitan uno de otro y no deberían tener miedo de entablar un diálogo profundo y continuo, por el bien de nuestra civilización”.

“En otras palabras, la religión no es un problema que los legisladores deban solucionar, sino una contribución vital al debate nacional. Desde este punto de vista, no puedo menos que manifestar mi preocupación por la creciente marginación de la religión, especialmente del cristianismo, en algunas partes, incluso en naciones que otorgan un gran énfasis a la tolerancia. Hay algunos que desean que la voz de la religión se silencie, o al menos que se relegue a la esfera meramente privada. Hay quienes esgrimen que la celebración pública de fiestas como la Navidad deberían suprimirse según la discutible convicción de que ésta ofende a los miembros de otras religiones o de ninguna. Y hay otros que sostienen -paradójicamente con la intención de suprimir las discriminaciones- que a los cristianos que desempeñan un papel público se les debería pedir a veces que actuaran contra su conciencia. Éstos son signos preocupantes de un fracaso en el aprecio no sólo de los derechos de los creyentes a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa, sino también del legítimo papel de la religión en la vida pública. Quisiera invitar a todos ustedes, por tanto, en sus respectivos campos de influencia, a buscar medios de promoción y fomento del diálogo entre fe y razón en todos los ámbitos de la vida nacional”.

Tras poner de relieve que el gobierno británico coopera con la Santa Sede en diferentes ámbitos, como la paz, los derechos humanos, el desarrollo”, dijo: “Igualmente, la Santa Sede tiene interés en colaborar con el Reino Unido en la búsqueda de nuevas vías de promoción de la responsabilidad medioambiental, en beneficio de todos”.

“En los últimos años, ha sido alentador percibir signos positivos de un crecimiento mundial de la solidaridad hacia los pobres. Sin embargo, para concretar esta solidaridad en acciones eficaces se requieren nuevas ideas que mejoren las condiciones de vida en muchas áreas importantes, tales como la producción de alimentos, el agua potable, la creación de empleo, la educación, el apoyo a las familias, sobre todo emigrantes, y la atención sanitaria básica. Donde hay vidas humanas de por medio, el tiempo es siempre limitado. (…) Desde luego, el desarrollo humano integral de los pueblos del mundo no es menos importante. He aquí una empresa digna de la atención mundial, que es en verdad “demasiado grande para que fracase”.

El Santo Padre manifestó su alegría por el progreso en la cooperación entre el Reino Unido y la Santa Sede en los años transcurridos “desde el establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales, promoviendo en todo el mundo los muchos valores fundamentales que compartimos”. En este sentido, expresó su confianza en que “esta relación continúe dando frutos y se refleje en una creciente aceptación de la necesidad de diálogo y de respeto en todos los niveles de la sociedad entre el mundo de la razón y el mundo de la fe. Estoy convencido de que, también dentro de este país, hay muchas áreas en las que la Iglesia y las autoridades públicas pueden trabajar conjuntamente por el bien de los ciudadanos”.

“Para que dicha cooperación sea posible –concluyó-, las entidades religiosas -incluidas las instituciones vinculadas a la Iglesia católica- necesitan libertad para actuar conforme a sus propios principios y convicciones específicas basadas en la fe y el magisterio oficial de la Iglesia. Así se garantizarán derechos fundamentales como la libertad religiosa, la libertad de conciencia y la libertad de asociación”.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100918 (1200)

VISPERAS ECUMENICAS EN LA ABADIA DE WESTMINSTER

CIUDAD DEL VATICANO, 17 SEP 2010 (VIS).-El Papa llegó a las 19,00 a la abadía de Westminster, la sede tradicional de la coronación y sepultura de los monarcas británicos desde 1066, para tomar parte en una celebración ecuménica de las Vísperas.

La abadía, cuyo nombre completo es “Iglesia colegiata de San Pedro en Westminster”, fue construida probablemente en el siglo VIII y dedicada a San Pedro, pasó a ser un monasterio benedictino en el año 960. Gracias a las donaciones del rey Edgar y sobre todo a las de Eduardo II el Confesor fue notablemente ampliada y floreció hasta el año 1534, cuando el Acto de Supremacía de Enrique VIII sanciona la separación de la Iglesia de Inglaterra de la Iglesia Católica, al que siguen la disolución de los monasterios católicos y la confiscación de sus propiedades.

La abadía pasó a ser la catedral anglicana de la diócesis de Westminster y más tarde la segunda catedral de la diócesis de Londres, pero siempre bajo la directa jurisdicción del gobierno británico. A lo largo del transepto, a derecha e izquierda del altar mayor, se encuentran las sepulturas de numerosos personajes históricos, algunos de ellos santos. En el Poets’ Corner (Rincón de los Poetas) se hallan las tumbas o lápidas de los grandes literatos y poetas ingleses. Detrás del altar mayor se encuentran las Capillas Reales y una serie de capillas con un centenar de tumbas, muchas de ellas de los soberanos de Inglaterra.

Benedicto XVI, junto con los arzobispos de Canterbury, Rowan Williams y de Westminster, Vincent Nichols, fue recibido por el Decano de la abadía, John Hall, que le presentó al Capítulo. Juntos visitaron la tumba del Soldado Desconocido, dedicada a los caídos en la I Guerra Mundial y rezaron una breve oración por la paz en el 70 aniversario de la Batalla de Inglaterra. A continuación, en la capilla de San Jorge, fueron presentados al Papa algunos líderes religiosos.

Acompañado por el Arzobispo de Canterbury el Papa se dirigió al Altar de la Coronación donde, tras escuchar los saludos del arzobispo y del decano pronunció unas breves palabras.

“Os agradezco vuestra amable acogida. Este noble edificio evoca la larga historia de Inglaterra, tan profundamente impregnada de la predicación del Evangelio y la cultura cristiana que este alumbró. Vengo hoy aquí desde Roma como peregrino, para rezar ante la tumba de San Eduardo, confesor, y unirme a vosotros para implorar el don de la unidad de los cristianos. Que estos momentos de oración y amistad nos confirmen en el amor a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, y en el testimonio común de la constante capacidad del Evangelio para iluminar el futuro de esta gran Nación”, dijo.

Después de la oración de las Vísperas, Benedicto XVI se dirigió a los presentes:

“Doy gracias al Señor por esta oportunidad de unirme a vosotros, representantes de las confesiones cristianas presentes en Gran Bretaña, en esta magnífica iglesia de la abadía de San Pedro, cuya arquitectura e historia hablan de manera tan elocuente de nuestra herencia común de fe”, observó el pontífice. “No podemos dejar de recordar aquí en qué gran medida la fe cristiana configuró la unidad y la cultura de Europa y el corazón y el espíritu del pueblo inglés. Aquí también se nos recuerda necesariamente que lo que nos une a Cristo es más que lo que aún nos separa”

El Santo Padre recordó que este se año se cumple el centenario del movimiento ecuménico moderno, “que comenzó con el llamamiento de la Conferencia de Edimburgo a la unidad cristiana como condición previa para un testimonio creíble y convincente del Evangelio en nuestro tiempo. Al conmemorar este aniversario, debemos dar gracias por los notables progresos realizados en este noble objetivo a través de los esfuerzos de cristianos comprometidos de todas las confesiones. Al mismo tiempo, sin embargo, somos conscientes de lo mucho que todavía queda por hacer. En un mundo caracterizado por una creciente interdependencia y solidaridad, tenemos el desafío de proclamar con renovada convicción la realidad de nuestra reconciliación y liberación en Cristo, y proponer la verdad del Evangelio como la clave de un desarrollo humano auténtico e integral”.

“Nuestro compromiso por la unidad de los cristianos -subrayó- nace nada menos que de nuestra fe en Cristo. (...) Es la realidad de la persona de Cristo, su obra de salvación y sobre todo el hecho histórico de su resurrección, lo que configura el contenido del kerigma apostólico y las fórmulas del credo que, a partir del Nuevo Testamento mismo, han garantizado la integridad de su transmisión. En una palabra, la unidad de la Iglesia jamás puede ser otra cosa que la unidad en la fe apostólica, en la fe confiada a cada nuevo miembro del Cuerpo de Cristo durante el rito del Bautismo. Ésta es la fe que nos une al Señor, (...) el modelo de la koinonía de la Iglesia en este mundo”.

“Todos somos conscientes de los retos, las bendiciones, las decepciones y los signos de esperanza que han marcado nuestro camino ecuménico”, afirmó el Papa. “Sabemos que la amistad que hemos forjado, el diálogo que hemos iniciado y la esperanza que nos guía nos dará fuerza y orientación, para que perseveramos en nuestro camino común. Al mismo tiempo, con realismo evangélico, también debemos reconocer los retos a que nos enfrentamos, no sólo en el camino de la unidad de los cristianos, sino también en nuestra tarea de anunciar a Cristo en nuestros días. La fidelidad a la palabra de Dios, precisamente porque es una palabra verdadera, nos exige una obediencia que nos lleve juntos a una comprensión más profunda de la voluntad del Señor, una obediencia que debe estar libre de conformismo intelectual o acomodación fácil a las modas del momento”.

“Reunidos en esta antigua iglesia monástica, recordamos el ejemplo de un gran inglés y hombre de Iglesia, a quien honramos en común: San Beda el Venerable. En los albores de una nueva era para la sociedad y la Iglesia, Beda comprendió tanto la importancia de ser fiel a la palabra de Dios transmitida por la tradición apostólica, como la necesidad de apertura creativa a los nuevos desarrollos y exigencias de una adecuación correcta del Evangelio al lenguaje contemporáneo y a la cultura.”.

“Que el ejemplo de San Beda -concluyó- inspire a los cristianos de estas tierras a redescubrir su herencia común, a reforzar lo que tienen en común y a proseguir en el esfuerzo de crecer en la amistad. Que el Señor Resucitado dé vigor a nuestros esfuerzos para reparar las rupturas del pasado y afrontar los retos del presente con esperanza en el futuro”.

Finalizada la ceremonia el Papa se trasladó en automóvil a la nunciatura apostólica, donde pernoctó.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100918 (1100)

COMPROMISOS COMUNES SANTA SEDE Y GOBIERNO BRITANICO

CIUDAD DEL VATICANO, 17 SEP 2010 (VIS).-Sigue el comunicado conjunto emitido tras la recepción ofrecida por el Gobierno de Su Majestad a la Delegación de la Santa Sede, que tuvo lugar en la Lancaster House de Londres esta noche.

“El Gobierno de Su Majestad ofreció esta noche una recepción a la delegación de la Santa Sede que acompaña al Papa Benedicto XVI en su visita oficial al Reino Unido, encabezada por el Cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado. La delegación de Reino Unido estaba encabezada por el Ministro de Exteriores, William Haya. Entre los presentes había ministros y representantes del Gobierno británico y altos funcionarios de la Santa Sede. El debate abarcó una amplia gama de sectores de interés común entre el Gobierno del Reino Unido y la Santa Sede.

El Gobierno de Su Majestad y la Santa Sede comparten el compromiso de poner fin a la pobreza y al subdesarrollo. En la víspera de una cumbre en Nueva York, que examinará los progresos en la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la Santa Sede y el Gobierno de Su Majestad comparten la convicción de que aún queda mucho por hacer para afrontar los sufrimientos innecesarios causados por el hambre, las enfermedades y el analfabetismo. Son necesarios un fuerte liderazgo político y el respeto de la ética de las comunidades locales en la promoción del derecho a la vida, alimentación, salud y desarrollo para todos.

El Gobierno británico y la Santa Sede comparten la convicción de la necesidad urgente de medidas para hacer frente al desafío del cambio climático. Es necesario actuar en todos los niveles, desde el gubernamental al individual, si se quieren reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero, poner en marcha la transición a una economía global de reducido carbono y a ayudar a los países pobres y vulnerables a adaptarse a los impactos del cambio climático, que ya son inevitables.

Durante el encuentro se intercambiaron puntos de vista sobre diversos temas sociales y económicos y se reconoció el papel esencial desempeñado por la fe en la vida de los individuos y como parte del tejido de una sociedad fuerte, generosa y tolerante.

La visita del Papa Benedicto XVI ha brindado la oportunidad de entablar un intercambio más profundo de opiniones entre la Santa Sede y el Gobierno del Reino Unido. El encuentro de esta noche ha constituido una base útil para que ambas partes prosigan con las iniciativas y las discusiones sobre los sectores de interés común para el Reino Unido y la Santa Sede”.
PV-REINO UNIDO/ VIS 20100918 (440)
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