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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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lunes, 29 de noviembre de 2010

JAPON: APOYAR BUSQUEDA SOLUCIONES PARA EVITAR ARMAS NUCLEARES

CIUDAD DEL VATICANO, 27 NOV 2010 (VIS).-El Santo Padre recibió hoy las cartas credenciales del nuevo embajador de Japón, Hidekazu Yamaguchi.

En su discurso al diplomático, el Papa resaltó la contribución importante de Japón “a la expansión de la paz, la democracia y los derechos humanos en Extremo Oriente y más allá, especialmente en los países en desarrollo”. Asimismo, expresó la satisfacción de la Santa Sede por “la financiación proporcionada por el país para el desarrollo y otras formas de asistencia”.

“El trabajo para construir la unidad de la familia humana, a través de la cooperación internacional, ayudará a construir una economía mundial donde todo el mundo ocupe el lugar que le corresponde y pueda disfrutar, como nunca antes, de los recursos mundiales”. En este contexto, el Papa animó al gobierno “a que continúe su política de cooperación al desarrollo, en particular en las áreas que afectan a los más pobres y más débiles”.

Tras recordar que este año se conmemora el sexagésimo quinto aniversario “del trágico bombardeo atómico sobre las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki”, Benedicto XVI dijo que “esta tragedia nos recuerda con insistencia que es necesario perseverar en los esfuerzos para promover la no proliferación de armas nucleares y el desarme. Las armas nucleares siguen siendo una preocupación importante. Su posesión y el riesgo de su eventual uso aumentan las tensiones y la desconfianza en muchas partes del mundo. Su país debe ser citado no sólo como ejemplo por su apoyo constante en la búsqueda de soluciones políticas para evitar la proliferación de armas nucleares, sino también para evitar que la guerra sea considerada como una forma de resolución de conflictos entre las naciones y entre los pueblos”.

“La Santa Sede –continuó- alienta a todas las naciones a tejer pacientemente la trama política y económica de la paz, para promover el desarrollo humano integral y las auténticas aspiraciones de los pueblos. Una parte de los fondos asignados a las armas podría ser destinado a proyectos de desarrollo económico y social, de educación y salud. Esto, sin duda, contribuiría a la estabilidad interna de los países y entre los pueblos. En estos tiempos de inestabilidad de los mercados y del empleo, sigue siendo una preocupación constante la necesidad de asegurar la financiación para el desarrollo”.

El Papa hizo hincapié en el lugar tan importante que ocupa Japón en la economía internacional y señaló que “las decisiones del gobierno seguirán teniendo un impacto mucho más allá de sus fronteras”.

“Que todos los hombres de buena voluntad –añadió- vean en la actual crisis económica mundial “una ocasión para discernir y elaborar nuevos proyectos, marcados por la caridad en la verdad, por la solidaridad y el compromiso en una esfera económica orientada de una manera ética”.

El Santo Padre se refirió posteriormente a la libertad de conciencia y de culto de que goza Japón, y a la posibilidad de la Iglesia Católica “de vivir en paz y fraternalmente con todos en el país”.

“Los miembros de la Iglesia Católica en Japón –subrayó- están comprometidos desde hace mucho tiempo en un diálogo abierto y respetuoso con las otras religiones. (…) La Iglesia siempre ha promovido el respeto de la persona humana en su integridad y en su dimensión espiritual como un elemento esencial común a todas las culturas, que se expresa en la búsqueda personal de lo sagrado y en la práctica religiosa. (…) Quiero asegurar al pueblo japonés –concluyó- la alta estima con la que la Iglesia Católica lleva a cabo el diálogo interreligioso, comprometiéndose firmemente en fomentar la confianza mutua, la comprensión y la amistad en beneficio de toda la familia humana”.
CD/ VIS 20101129 (600)

PROMOVER UNA CULTURA RESPETUOSA DE LA VIDA

CIUDAD DEL VATICANO, 27 NOV 2010 (VIS).-El Santo Padre presidió esta tarde en la Basílica de San Pedro la celebración de las primeras Vísperas del I Domingo de Adviento, que este año incluyó una “Vigilia por la vida naciente”, promovida por el Pontificio Consejo para la Familia, y que se celebró en todas las diócesis del mundo.

En la homilía, Benedicto XVI afirmó que “con esta celebración vespertina, el Señor nos dona la gracia y la alegría para abrir el nuevo Año Litúrgico”, en el que “sentiremos a la Iglesia que nos toma de la mano y, a imagen de María Santísima, expresa su maternidad, haciéndonos experimentar la espera alegre de la venida del Señor, que nos abraza a todos en su amor, que salva y consuela”.

Tras poner de relieve que el encuentro de esta tarde se enriquecía con la celebración solemne de una vigilia de oración por la vida naciente, el Pontífice expresó su agradecimiento a todos los que “se han sumado a esta invitación y a cuantos se dedican, específicamente, a acoger y custodiar la vida humana en las distintas situaciones de fragilidad, en particular, en sus inicios y en sus primeros pasos”.

El Papa explicó que “la Encarnación nos revela con intensa luz y de manera sorprendente, que cada vida humana tiene una dignidad altísima, incomparable. El ser humano presenta una originalidad inconfundible respecto a todos los demás seres vivientes que pueblan la tierra. Se presenta como sujeto único y singular, dotado de inteligencia y voluntad libre, además de estar compuesto de una realidad material. Vive simultánea e inseparablemente en la dimensión espiritual y en la dimensión corpórea”.

“Dios –continuó- nos ama de manera profunda, total, sin distinciones; nos llama a la amistad con Él; nos hace partícipes de una realidad por encima de toda imaginación y de todo pensamiento y palabra: su misma vida divina. Conmovidos y llenos de gratitud tomamos conciencia del valor, de la dignidad incomparable de cada persona humana y de la gran responsabilidad que tenemos con todos”.

El Santo Padre subrayó que el ser humano “tiene derecho a no ser tratado como un objeto que se posee o como una cosa que se puede manipular a placer, a no ser reducido a un puro instrumento en beneficio de otros y de sus intereses. La persona es un bien en sí misma y siempre es necesario buscar su desarrollo integral. El amor hacia todos, si es sincero, tiende espontáneamente a convertirse en atención preferencial por los más débiles y los más pobres. En este contexto se coloca la preocupación de la Iglesia por la vida naciente, la más frágil, la más amenazada por el egoísmo de los adultos y por el oscurecimiento de las conciencias. La Iglesia continuamente reafirma cuanto ha declarado el Concilio Vaticano II contra el aborto y toda forma de violación de la vida naciente: “La vida, una vez concebida, debe ser protegida con la máxima atención”.

“Existen –dijo- tendencias culturales que tratan de anestesiar las conciencias con pretextos. Sobre el embrión en el vientre materno, la ciencia misma pone en evidencia la autonomía que lo hace capaz de interactuar con la madre, la coordinación de los procesos biológicos, la continuidad del desarrollo, la creciente complejidad del organismo. No se trata de un cúmulo de material biológico, sino de un nuevo ser vivo, dinámico y maravillosamente ordenado, un nuevo individuo de la especie humana. Así lo ha sido Jesús en el vientre de María; así lo ha sido cada uno de nosotros en el vientre de la madre”.

Benedicto XVI lamentó que “incluso después del nacimiento, la vida de los niños sigue estando expuesta al abandono, al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación. Las múltiples violaciones de sus derechos que se cometen en el mundo hieren dolorosamente la conciencia de toda persona de buena voluntad. Frente al triste panorama de las injusticias cometidas contra la vida del hombre, antes y después del nacimiento, hago mío el apasionado llamamiento del Papa Juan Pablo II a la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros: “¡Respeta, defiende, ama y sirve la vida, toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!”.

En este sentido, el Papa exhortó “a los protagonistas de la política, de la economía y de la comunicación social a hacer todo lo que puedan para promover una cultura que respete siempre la vida humana, para ofrecer condiciones favorables y redes de apoyo a su acogida y desarrollo”.

Al terminar la celebración de las Vísperas, el Santo Padre rezó una “Oración por la vida”, compuesta especialmente para esta ocasión.
HML/ VIS 20101129 (790)

ESPERANZAS Y PREOCUPACIONES DEL CONTINENTE AMERICANO

CIUDAD DEL VATICANO, 27 NOV 2010 (VIS).-El Consejo Especial para América de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos celebró su XV reunión los días 16 y 17 de noviembre. Los trabajos se centraron en el tema: “Nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, una de las claves de la Exhortación Apostólica postsinodal “Ecclesia in America”.

Bajo la presidencia del arzobispo Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos, se abordaron una serie de cuestiones relativas a la situación social y eclesial en los diferentes países del continente.

En el comunicado emitido tras la reunión se informa de que en América “se observan muchos signos de esperanza, pero también de cierta preocupación. Hay satisfacción por un desarrollo económico positivo en algunos países, aunque se debería fomentar una distribución más equitativa de la riqueza y los recursos naturales”. También “existe una creciente conciencia ambiental entre las poblaciones” y “hay intentos de avanzar hacia una mayor integración continental (...) que busca recuperar la unidad de todo el continente”. Entre los signos de preocupación hay que señalar “la alarmante situación social en Haití,” donde “la solidaridad que han manifestado concretamente los gobiernos extranjeros y organismos eclesiales produciría mejores frutos si los entes locales pudieran disponer de forma más orgánica de las ayudas recibidas”.

El movimiento migratorio es “uno de los aspectos de mayor preocupación. (...) Los inmigrantes en situaciones de irregularidad encuentran graves dificultades y a menudo son repatriados por la fuerza en los países de origen. La Iglesia está comprometida en la promoción de programas sociales y de asistencia religiosa a los inmigrantes, con el objetivo de contribuir a la integración cultural y la paz social”.

Suscitan también mucha preocupación “la producción y tráfico de drogas, el tráfico de armas, la violencia y la corrupción política”. También se presta especial atención “a la promoción de una serie de leyes contrarias a las normas éticas (leyes sobre el aborto, la eutanasia y los matrimonios entre personas del mismo sexo), y la infiltración de un espíritu que no corresponde a los valores cristianos en la educación de los jóvenes y la comunicación”.

Desde el punto de vista social, “se debe tomar nota con satisfacción de que en varios países se desarrolla regularmente un proceso electoral. (...) Sin embargo, no faltan tentativas ideológicas de revisar los ordenamientos constitucionales y legislativos, provocando tensiones internas, incluso con las Iglesias locales. (...) En este contexto, se intenta hacer caso omiso de la Iglesia Católica, excluyéndola de ser sujeto del diálogo social, a pesar de la alta credibilidad de que goza en ámbito popular”.

En el marco eclesial “un motivo de consuelo es el aumento de las vocaciones al sacerdocio, aunque muy diversificado según los países y las diócesis. (...) De particular importancia es la conciencia de que toda la Iglesia en el continente debe estar en un estado de misión”.

Además, “ha tenido un impacto muy positivo la XII Asamblea General Ordinaria sobre la Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia, así como la Exhortación Apostólica post-sinodal “Verbum Domini”.

Otro tema al orden del día ha sido “las expectativas de la Iglesia en América acerca de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre el tema: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, que se celebrará del 7 al 28 de octubre de 2012”.

La próxima reunión del Consejo Especial para América del Sínodo de los Obispos tendrá lugar del 27 al 28 de octubre de 2011.
SE/ VIS 20101129 (580)

OTROS ACTOS PONTIFICIOS

CIUDAD DEL VATICANO, 27 NOV 2010 (VIS).-El Santo Padre:

-Erigió la diócesis de Bunda (Tanzania) con territorio desmembrado de la archidiócesis de Mwanza y de la diócesis de Musoma, haciéndola sufragánea de la sede metropolitna de Mwanza.

-Nombró a don Renatus Leonard Nkawande primer obispo de Bunda (superficie 5.530, población 1.023.390, católicos 335.000, sacerdotes 2, religiosos 2) en Tanzania. El obispo electo nació en 1965 en Mantare (Tanzania), fue ordenado sacerdote en 1995 y hasta ahora era administrador diocesano de la archidiócesis de Mwanza.

-Nombró a don Santo Loku Pio Doggale obispo auxiliar de la archidiócesis de Juba (superficie 25.137, población 875.199, católicos 679.916, sacerdotes 45, religiosos 56) en Sudán. El obispo electo nació en 1969 en Katiré (Sudán), fue ordenado sacerdote en 2001 y hasta ahora era vicepárroco de la catedral de Juba.

-Nombró al cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, su enviado especial a la celebración del IV centenario de la fundación de la Universidad Pontificia de Santo Tomás en Manila (Filipinas), que tendrá lugar el 28 de enero de 2011.
ECE:NER:NEA:NA/ VIS 20101129 (190)

ADVIENTO: TIEMPO DE ESPERANZA

CIUDAD DEL VATICANO, 28 NOV 2010 (VIS).-Hoy, primer domingo de Adviento, cuando la Iglesia inicia un nuevo Año Litúrgico, el Santo Padre se asomó a mediodía a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

El Papa habló de la doble perspectiva en que se coloca el tiempo de Adviento que, por una parte “mira a la primera venida del Hijo de Dios, cuando nació de la Virgen María”, y por otra “a su vuelta gloriosa, cuando vendrá a “juzgar a vivos y muertos”, y se centró en el tema de la espera: “Un aspecto profundamente humano -dijo- en el que la fe se convierte, en un todo con nuestra carne y nuestro corazón”.

“La espera, el esperar, es una dimensión que atraviesa toda nuestra existencia personal, familiar y social”, prosiguió el Santo Padre. “La espera está presente en mil situaciones, desde las más pequeñas (...) hasta las más importantes: entre estas, la espera de un hijo por parte de dos esposos; la de un pariente o de un amigo que viene a visitarnos de lejos; (...) la espera del éxito en un examen decisivo; (...) en las relaciones afectivas, en la espera del encuentro con la persona amada. Se podría decir que el ser humano está vivo mientras espera, mientras en su corazón está viva la esperanza. Y al ser humano se le reconoce por sus esperas: nuestra estatura moral y espiritual se puede medir por lo que esperamos”.

Por eso, “en este tiempo que prepara a la Navidad, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Qué espero? (...) Y esta misma pregunta se puede plantear a nivel de familia, de comunidad, de nación. ¿Qué esperamos juntos? ¿Qué une nuestras aspiraciones, qué las acomuna?”, dijo Benedicto XVI, y recordó que “en el tiempo precedente al nacimiento de Jesús, en Israel era muy fuerte la espera del Mesías, (...) que habría liberado finalmente al pueblo de toda esclavitud moral y política e instaurado el Reino de Dios”.

No obstante, “nunca habría imaginado nadie que el Mesías pudiera nacer de una joven humilde como María, esposa prometida del justo José. Ni siquiera ella lo habría pensado nunca, sin embargo en su corazón la espera del Salvador era tan grande, su fe y su esperanza eran tan ardientes que Él encontró en ella una madre digna (...). Hay una misteriosa correspondencia entre la espera de Dios y la de María, la criatura “llena de gracia”, totalmente transparente al designio de amor del Altísimo. Aprendamos de Ella, Mujer del Adviento, a vivir los gestos cotidianos con un espíritu nuevo, con el sentimiento de una espera profunda, que solo la venida de Dios puede llenar”.

Después de la oración mariana Benedicto XVI se refirió varias veces en sus saludos al respeto de la vida que nace. Hablando a los peregrinos polacos dijo: “Junto a María, que esperó con amor el nacimiento del Niño Divino, perseveremos en la oración, dando gracias a Dios por el don de la vida y pidiéndole protección para toda existencia humana. ¡Ojala el futuro del mundo sea la civilización del amor y de la vida!”.
ANG/ VIS 20101129 (530)

IGLESIA EN FILIPINAS SIGA SIENDO LEVADURA DE LA SOCIEDAD

CIUDAD DEL VATICANO, 29 NOV 2010 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana a los prelados de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas al final de su visita “ad limina”. En su discurso, el Papa se refirió a los estrechos lazos que desde hace siglos unen a esa nación con la Sede de Pedro y al fermento que la fe ha representado para el pueblo y la cultura filipinos.

Para seguir desempeñando esa función, afirmó el Santo Padre, “la Iglesia siempre debe tratar de encontrar su voz propia, porque es la proclamación la que hace que el Evangelio dé frutos que cambian la vida. (...) Gracias a la clara presentación del Evangelio de la verdad sobre Dios y el hombre, generaciones de filipinos, religiosos y laicos, han promovido un orden social cada vez más justo. A veces, esa misión de proclamación atañe también a cuestiones pertinentes a la esfera política. No es motivo de sorpresa, ya que la comunidad política y la Iglesia, si bien justamente separadas, están al servicio del desarrollo integral de cada ser humano y de la sociedad en su conjunto”.

“Al mismo tiempo, el deber profético de la Iglesia requiere que sea libre de “predicar la fe, enseñar su doctrina social y emitir un juicio moral también sobre cosas que afectan al orden político, cuando lo exijan los derechos humanos fundamentales de la persona o la salvación de las almas”. ”A la luz de esta tarea profética -dijo el Santo Padre- pido a la Iglesia en Filipinas que trate de desempeñar su papel en favor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, y en defensa de la integridad del matrimonio y la familia. En estos ámbitos promovéis verdades sobre la persona humana y la sociedad que se derivan no sólo de la revelación divina, sino también de la ley natural, un orden que es accesible a la razón humana y por lo tanto proporciona una base para el diálogo y para el discernimiento más profundo por parte de todas las personas de buena voluntad. Asimismo, aprecio la labor de la Iglesia para abolir la pena de muerte en vuestro país”.

Un área específica donde la Iglesia siempre tiene que encontrar su voz propia “es la de la comunicación social y los medios información. (...) Es importante que los laicos católicos expertos en las comunicaciones sociales ocupen el lugar que les corresponde para proponer el mensaje cristiano de una manera convincente y atractiva. Si el Evangelio de Cristo quiere ser levadura de la sociedad filipina, toda la comunidad católica debe prestar atención a la fuerza de la verdad proclamada con amor”.

Por último, Benedicto XVI habló del tercer aspecto de la misión de la Iglesia a la hora de “proclamar la palabra de Dios que da vida: su compromiso con las preocupaciones económicas y sociales, en particular con respecto a los más pobres y débiles de la sociedad”, constatando que si bien era “alentador ver que este compromiso ha dado sus frutos, gracias a la participación activa de las instituciones católicas de caridad de todo el país”, sin embargo “muchos ciudadanos siguen sin empleo, y sin la educación o los servicios básicos adecuados”. En este contexto, el Papa elogió los esfuerzos de los obispos filipinos, subrayando asimismo su “compromiso permanente en la lucha contra la corrupción, conscientes de que el crecimiento de una economía justa y sostenible sólo se logrará cuando haya una aplicación clara y coherente del Estado de Derecho en todo el país”.
AL/ VIS 20101129 (590)

AUDIENCIAS

CIUDAD DEL VATICANO, 29 NOV 2010 (VIS).-El Santo Padre recibió hoy en audiencias separadas:

-Cardenal Marc Ouellet, P.S.S, prefecto de la Congregación para los Obispos.

-Ocho prelados de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas en visita “ad limina”:

-Obispo Leopoldo C. Jaucian, S.V.D., de Bangued.

-Obispo Sergio L. Utleg, de Laoag.

-Obispo Camilo D. Gregorio, prelado de Batanes.

-Obispo Ramon B. Villena, de Bayombong.

-Obispo Joseph A. Nacua, O.F.M. Cap., de Ilagan.

-Obispo Rodolfo F. Beltran, vicario apostólico de Bontoc-Lagawe.

-Obispo Marlo M. Peralta, de Alaminos.

-Obispo Sofronio A. Bancud, S.S.S., de Cabanatuan.

El pasado sábado, 27 de noviembre, el Papa recibió en audiencias separadas:

-Ocho prelados de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas en visita “ad limina”:

-Arzobispo Ernesto A. Salgado, de Nueva Segovia.

-Arzobispo Diosdado A. Talamayan, de Tuguegarao, con el obispo auxiliar Ricardo L. Baccay.

-Arzobispo Sócrates B. Villegas, de Lingayen-Dagupan, con el obispo auxiliar Renato P. Mayugba.

-Arzobispo Paciano B. Aniceto, de San Fernando, con los obispos auxiliares Roberto C. Mallari y Pablo Virgilio S. David.

-Justino María Aparicio Guterres, embajador de la República Democrática de Timor Oriental, en visita de despedida.
AL:AP/ VIS 20101129 (190)
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